Tuesday, August 16, 2011


Hay un estado entre los Estados Unidos:
el estado de desunión,
de inquietud.
Es donde residen los nómadas,
donde los desalojados siembran la tierra entre los cimientos
para que las plántulas crezcan en las grietas.
Libres, los freaks juegan entre sí, no se esconden y nadie los ve.
Allá los junkies se aman y se matan, abrazados y olvidados.
La tele grita desde lejos – nadie le hace caso hasta que un vaquero loco le pega un tiro con un Smith and Wesson en perfecto estado, diciendo que quería escuchar primero el doble estallido de pólvora y píxeles, y después el susurro de la tierra un ratito.
Las hadas urbanas bañan unas a otras (en bañeras semi-oxidadas con patas de águila) cuando una cumple años
Y los artistas… es difícil de hablar de ellos, porque una vez que dices que son tal, ya no son, ni siquiera están… lo único que se sabe seguro es que son eso: umbrales, puentes, transiciones, liminalidades, entre esto y aquello, este estado y el anterior y el próximo, entre destrucción y creación. Consumen rabiosamente los cimientos, vomitan arena-agua-carbono y lo prenden fuego para bailar alrededor.
Este estado nace en las fisuras de la mente y muere donde ya no alcanza el corazón.